"El camino te hermana. Lo poco que lleves deberás estar dispuesto a compartirlo porque, aunque empieces el Camino en solitario, lo harás en compañía"
Hoy ha sido de los días que no debería comentar la etapa. Es muy difícil reflejar en palabras lo que hemos vivido en el camino. Paisajes con encanto, sol, aldeas, vacas, pájaros, escasez de peregrinos, camaradería, riachuelos, esto podría ser el resumen de una etapa dura y a la vez encantadora.
Félix y yo salimos a las siete de la mañana, mientras Esteban y Jaime prefieren salir un poco más tarde para comprar cordones en Sarria. Invertiremos 7 horas y cuarto en llegar a Ferreiros, una aldea donde hay cuatro casas y dos albergues.
Como siempre salimos de noche y vamos a a adentrarnos en un bosque que lo vamos descubriendo a medida que va amaneciendo. Solo nos acompañan los cánticos de los pájaros y nuestros pensamientos.
Nos vamos encontrando pequeñas aldeas en las que a penas viven dos familias. Casi todas con sus pequeñas iglesias.
El silencio está patente entre los dos porque con las primeras luces del día vamos descubriendo y admirando el paisaje gallego.
Nos alegramos de ver el azul del cielo que destella entre las nubes y que hace dos días que no lo vemos.
Las campanadas de las once nos las da la iglesia de Sarria, donde nos encontramos con Esteban y Jaime.
Es en este pueblo donde hay gente que empieza el camino para que le den la compostela.
Todavía nos quedan 13 Kms para llegar a nuestro destino y el camino que nos queda va a ser igualmente de bonito.
En esta parte del camino hay que tener cuidado porque nos apareció una rumana que decía que era de una asociación de sordos y quería que firmáramos para sacarnos dinero.
Un poco más adelante nos encontramos con un árbol rodeado de papeles con peticiones de la gente.
Pasos de riachuelos le daban su encanto al camino.
El camino era de tanta belleza que algún peregrino ha salido de él para disfrutar del día y del lugar.
Y llegó uno de los momentos mas esperados, el mojón que nos indica el Km 100. Por fin bajamos a dos cifras.
Antes de llegar a Ferreiros sale a nuestro encuentro Enrique, un amigo de Félix que va a hacer el camino con nosotros. Por supuesto comemos todos juntos.
Hemos tenido una comida bastante agradable. En la mesa de al lado había unos españoles, que los vemos todos los días, y se ha montado una buena tangana.
La tarde no ha sido tan buena para mi pues me fue imposible hacer el blog. Y por la noche otra vez al mismo sitio donde hemos cenado 12 personas juntas.
Tengo que felicitar a la dueña por el trato tan exquisito que hemos tenido. El restaurante se llama o Mirallos y lo aconsejo porque es gente encantadora y te tratan como a un verdadero peregrino.
Pero el día no pudo acabar mejor para mi. Félix me había preparado una sorpresa al salir del restaurante. De pronto veo a tres personas vestidas de templarios y gente alrededor. Me habían preparado una ceremonia para investirme "caballero templario". Fue un espectáculo verlo. Una representación autentica.
Félix, te lo has currado. Muchas gracias.