" Bienaventurado eres, peregrino, cuando contemplas el camino y lo descubres lleno de nombres y de amaneceres ".
Hemos decidido alargar la etapa 4, 5 Kms hasta Tosantos. En principio y de acuerdo con la guía que llevamos deberíamos haber ido hasta Belorado, pero el cura de Logroño nos aconsejo de ir al abergue parroquial de Tosantos.
Hemos salido a las seis y veinte de la mañana Kani, Felix y yo. Como todos los días hemos dejado a Felix cuando aparecían las primeras luces.
El amanecer nos ha cogido en el pueblo de Grañón, donde hemos aprovechado Kani y yo para hacernos la foto de rigor.
Como la etapa va a ser de 27, 5 Kms en los que invertiremos 6 horas, Kani me propone tomar un café en Grañón, invitación que acepto gustosamente. Apenas empleamos 5 minutos cuando emprendemos nuevamente la marcha.
El camino lo vamos haciendo solos sin perder de vista las flechas amarillas que nos van indicando el camino que tenemos que seguir.
El paisaje va cambiando poco a poco hasta que nos encontramos con un gran panel que nos recuerda que nos estamos adentrando en la provincia de Burgos.
Seguimos el camino y nos encontramos con pistas de tierra que surcan el cereal, acompañados por barrancos con hileras de carrasca. El cruce con peregrinos es habitual, las caras casi siempre son las mismas, aunque estamos notando que se va incorporando gente nueva.
Aprovechamos la iglesia de Redecilla para hacernos una foto y descansar dos minutos.
Seguimos nuestro camino y no hemos parado de hablar, hemos sacado temas de todo tipo y nos daremos cuenta que, aunque parezca increíble, acabaremos la etapa sin parar de hablar.
Por fin llegamos a Belorado y nos percatamos que cuando pasamos por el pueblo hay unas señales de acero incrustadas en el suelo con las huellas de manos y pies de gente relevante, una de ellas es de Romay. Estas marcas, situadas en el paseo de los ánimos, hacen de guía para indicarnos por donde tenemos que ir.
Por fin llegamos a Tosantos y nos dirigimos al albergue parroquial, donde nos recibe una personal difícil de definir, pero muy diferente al resto de hospitaleros que hemos conocido hasta ahora. Se llama Jose Luis y vive en el albergue cuando este se encuentra abierto. Jose Luis tiene un concepto del peregrinaje diferente a lo que hoy en día se está haciendo. En fin es una persona que da todo al peregrino, sin nada de lujos y con la idea de que todos nos tenemos que ayudar. En una de sus oraciones nos decía que hoy podíamos comer gracias al donativo que dejaron los peregrinos de ayer. Por la tarde nos cantaba canciones sobre el peregrino, canciones que sirvieron para unir a todos los peregrinos que nos alojábamos. Muy emocionante.
Son fiestas en el pueblo. Salgo un momento para ver los danzarines e intento hacer el blog que no lo consigo por la falta de cobertura.
Hay que preparar la cena con los peregrinos que así lo deseen. Kani y yo nos prestamos voluntarios y hacemos una ensalada y un cocido de garbanzos. A las extranjeras las tenemos de pinches. Sin saber ingles me entiendo perfectamente.
Cenamos todos juntos. Estamos muy apretados pero eso no importa, lo importante es estar todos peregrinos juntos. Mientras cenamos aparece un alemán para que le diéramos cobijo, pues se había perdido y había estado diez horas andando. Aunque no había sitio, José Luis habilita el salón para el peregrino alemán, porque José Luis tiene el concepto de ayudar al peregrino y no sacarle el dinero como hacen otros.
Después de cenar nos vamos a la primera planta que hay una improvisada capilla para rezar una oración del mismo estilo que en Logroño.
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